Los navajo se llaman a sí mismos “dineh” ( “el pueblo”). Navajo procede de “navahuu”, que significa “campo de trabajo en cruce seco”. Es una de las tribus amerindias más populosas de Estados Unidos, con 300.000 almas ubicadas en el suroeste de ese país, en especial en Nuevo México donde suman el 10% del censo estatal.
Es un pueblo emparentado con el apache, del cual desciende. Procedente de Canadá, reside en el árido desierto norteamericano desde el siglo XV justo en medio de “cuatro montañas mágicas”. En su religión debes contentar a los espíritus de la naturaleza con determinados rituales o si no pueden ocurrir cosas malas.
En 1863 los americanos les arrebataron sus tierras. El coronel Christopher Carson debía conducir a los navajo a una reserva en Nuevo México, por lo que envió mensajeros para avisarles de que se fueran o los expulsarían. La mayoría nunca llegó a recibir el mensaje y Carson quemó sus campos y poblados y mató a 1000.
En 1864 8000 dinehs fueron obligados a recorrer a pie “la Larga Marcha” , un éxodo más de 500 km hasta Fort Summer, donde serían confinados junto con sus enemigos los mescalero. Fueron maltratados, esclavizados y más del 10% de cautivos murió por el camino. En Fort Summer morían de hambre, epidemias y frío.
Pero las cosas han cambiado. Hoy la Nación Navajo se extiende por 60.000 km2 repartidos entre Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México. Al contrario que con otros nativos, su reserva ha crecido gracias a la compra de tierras a particulares. Disponen de Constitución, autogobierno, sistema educativo, judicial y policial propios.
Conservan su identidad toda vez que han sabido integrarse. Son ganaderos y su lengua, cultura, pintura, artesanía y casas de piedra y adobe se han revalorizado mucho. Durante la Segunda Guerra Mundial ayudaron a Estados Unidos a ganar transmitiendo por radio en su idioma mensajes imposibles de entender para el eje.