Los cheyenne son una nación amerindia radicada en las Grandes Llanuras de Estados Unidos. Está compuesta actualmente por dos tribus, los sotaeo’o y los tsitsistas. Cheyenne significa “pueblo de una lengua extranjera” o “pequeño Cree” según otra versión. Se trata de un pueblo pacífico al que le obligaron a hacer la guerra.
En los siglos XVII y XVIII fueron de los Grandes Lagos a lo que hoy es Minessota y Dakota del Norte. Los lakota y ojibwa los forzaron a emigrar hacia el oeste. A mediados del siglo XIX habían pasado de sedentarios a nómadas y de pescar y sembrar a recolectar y cazar. También fueron a Wyoming, Colorado y Dakota del Sur.
Buscaban experiencias religiosas con alucinógenos y practicaban “la danza del sol”. En sus visiones los animales poseían el pensamiento humano, que les confería habilidades especiales. Estos aborígenes eran famosos por sus “flechas de medicina” y considerados como temibles “hombres perro” a partir de uno de sus mitos.
En 1830 los cheyenne se dividieron en dos grupos: los del sur, situados a lo largo del margen superior del río Arkansas y que se unirían después con los arapahoe y los del norte, en el río Plata. Hasta que llegaron los buscadores de oro a su territorio (año 1850) mantenían una relación pacífica y cordial con el hombre blanco.
Muchos hombres, mujeres y niños inocentes fueron masacrados por el ejército americano, lo cual desató una cruenta guerra entre estos pacíficos nativos y los colonos atacantes. Al final, los cheyenne se rindieron en 1877 y fueron reasentados en el Territorio Indio (Oklahoma) donde sufrieron varias epidemias, hambre y frío.
Hoy los cheyenne del norte viven en una reserva en Montana y los del sur, junto a los arapahoe del sur, en el centro de Oklahoma. Su población total combinada alcanza las 20.000 almas. La lengua cheyenne es hablada por menos del 10% de su gente. Siempre agredido desde el exterior, por fin este pueblo puede vivir en paz.